miércoles, 26 de agosto de 2015

Rutinas vemos, espacios que no vemos


Cada quien desde su universo tiene actividades que realiza cotidianamente, más aún si se cuenta con un trabajo de horario fijo, donde se acude diario, de Lunes a Viernes, tal vez con descansos los fines de semana ó puede que se trabaje el Sábado, qué terrible! sobre todo porque las personas aprovechamos los fines para salir de casa y entretenerse un rato en centros comerciales, tianguis, centros culturales, parques, etc.
Mecánicamente nos hundimos en un proceso cíclico, con algunos pequeños cambios pero a fin de cuentas la esencia es la misma.
Cuantas veces nos dejamos llevar por los momentos. En el camino, en el carro, en el camión en el taxi.
Vamos sumergidos en esa burbuja.
Conversaciones, objetos, personas, lugares.
Y en los lugares quiero centrar esta entrada.

Para llegar a cierto lugar, se requiere el traslado, ya sea caminando, saltando, rodando ó en carro.
Pasar del punto A al B.
En ese recorrido hay mucho que sucede fuera de nuestra burbuja de rutinas. Enumerar esas cosas que pasan es imposible, pero podemos hacer una pausa mental.

Si me desplazo lo hago por la calle, la avenida, el caminito, el pastito, etc.
Alrededor nuestro pueden haber edificios, automóviles, señalamientos, vialidades , PLANTAS Y ÁRBOLES

Esperen... Pauuuusa.

Las plantas y árboles.
Los vemos a manera de... formas verdes, pequeñas, medianas y grandes.
Un elemento o varios elementos. Espaciados y perdidos entre otros más.
Vegetación.

En esas rutinas, están estos elementos tan, comunes. Pensaríamos que son comunes.. ahh mira es pasto, ah qué bonita planta!  mira esa jacaranda!

Habrán algunos que sepan qué tipo de planta ú árbol es.
Pero para nuestra rutina, parecen elementos estáticos, dispuestos, elementos inconscientes.
Dados por hecho.

Y no son nada comunes.

Hay plantas y árboles que son muy especializados.
Por ejemplo las biznagas.
Esos órganos tan curiosos, con puntas que lastiman a los incautos.
Son especies que llegan a medir hasta 3 metros de altura ! imaginen a una persona a su lado.
Son verdaderas columnas, que tomaron décadas en adquirir esa altura.
Son majestuosas, tan grandes, tan hermosas.

Ver una en el cerro no debería ser poca cosa. Son seres vivos tan hermosos y especiales.
No son una roca en el camino, transportable y tan cambiante.
Son virtuosas.

Y como estos seres hay muchas plantas y árboles que tienen su pedazote de historia.
Ahora cada que salgan a sus rutinas y vean un árbol, pregúntense qué tipo de árbol es, y cuánto tiempo le tomó llegar a verse tan alto, lleno de flores y tan amable sombra.

Se sorprenderán.