lunes, 7 de septiembre de 2015

La urdimbre del lenguaje y la designación de los espacios.




Desde el nacimiento, tenemos una carga cultural fuerte, una marca primordial que vendrá siendo el lenguaje. Nuestra lengua materna le dicen.
En ella se encuentran estructuras muy bien definidas que no reparamos en ellas hasta que empezamos a escarbar.
El lenguaje tiene por estructuras, los sonidos, las acentuaciones, los símbolos, la agrupación de símbolos, las palabras estructuradas, frases que designan a los objetos, personas, animales, plantas, misterios y sentimientos.
Los sonidos, evolucionaron a los símbolos y de los símbolos a las palabras que fueron tejiendo estructuras del pensamiento.
Como si el lenguaje mismo fuera una especie de este planeta, se fueron construyendo sus genes.
Todas las lenguas tienen orígenes, ¿cuáles? Y ¿cuántos? Quien sabe, hay que investigar más.
Pero sobre todo el lenguaje construyó nuestro ser, dio significados y también designó límites.
Límites intangibles como lo son la cultura y las costumbres.
El lenguaje delimitó espacios y territorios.
Si no te comunicas como nosotros, entonces, no eres de nosotros.
Así pasa en el territorio físico, el tangible.
Delimitamos espacios que se convierten en territorios y los transgresores no forman parte de él.
Lo quieren apropiar y modificar.
Resistencia al cambio.
¿Por qué la resistencia al cambio?
¿Qué implican las modificaciones?
¿Re-estructuraciones?
Nuevos grupos sociales.
Incertidumbre.

El orden rige hasta en el lenguaje.